miércoles, 5 de noviembre de 2014

De charlas unilaterales, volviendo a casa...

Ayer le hablaba de vos a un pensamiento intrascendente... 
Le contaba de lo  bien que la gente alrededor nos veía ubicados en un cuadro rustico en su técnica, pero con colores vivos y cálidos...
Hablaba de lo fácil que te resulta salir y entrar de mi atmósfera esquivando todo el vicio de gases desleales...
Narraba como el desencuentro me resultaba gracioso por su talento para generar ideas toxicas en los testigos silenciosos...
Cuando la nube que albergaba nuestro dialogo se disipo, me encontré de vuelta transitando mi camino. Digo con sinceridad que seguía meditabundo. Es lo que genera la colisión de un sentimiento prometedor con el aura de un alma vacía de aspiraciones... 
Miraba por la ventana polvorienta del transporte, y el horizonte pronosticaba sorpresa en el fin de mi viaje... 
Revise mis reflexiones, mi raciocinio... 
Repetí el proceso... 
Algo faltaba...
Como si alguien escribiera algo en una pizarra y otro fuera detrás borrando, comprobé que cuando hablaba con mi pensamiento, las palabras salían de mi boca sin retorno...
Mi cerebro se estaba vaciando de toda nuestra historia...
Recordaba lo mas tenue, lo mas superficial, algunas palabras, algunas miradas...
A pesar de mi corazón dividido (Pienso, merced a la confusión) algo me decía que mis sentimientos no habían cambiado...
Aun si solo me quedara una sonrisa en la memoria, seguiría siendo la única que si alguien con la potestad necesaria me lo ofreciera querría recordar...
Entonces siguiendo el camino de la condenada lógica (Esa de la que siempre quisiera prescindir) emprendí la búsqueda que me llevara a explicar este fenómeno... 
Alguien me lanzo una piedra, mi frente sangraba...
La roca en su trayectoria violenta traía un mensaje claro: "Aveces se debe filtrar el alma, para que recobre su transparencia"...
Entendí...
Mi musculo vital, cómplice de mis pensamientos, desecho el lastre que hundía mi cuerpo en el océano de la banalidad...
Necesitaba una especia de purificación, volver a ser un poco noble...
Llegue a destino, me recosté en mi lecho un tanto mas tranquilo...
Desperté, y era yo otra vez...
El viejo yo, ese que por sus asociaciones, pudo conocerte...
Las primeras impresiones, las que preceden a las ideas concretas, finalmente siempre dicen quienes somos. Y sobre todo quienes seremos...
Que no se llenen de escoria.