lunes, 12 de enero de 2015

Ciertas noches llenas de incertidumbre...

Aveces las voces de la noche solo hablan de tristeza... A pesar de viajar en  susurros su mensaje se oye claro, envuelto en esa crueldad que creímos fue lo mejor de la herencia que Adán cargo en las valijas aquel día en el Edén...
Escucho por que también decidí heredar virtudes de mi primer padre, y entro en el duelo existencial, corto en el tiempo, eterno en la psiquis. Y se que hay cuestiones de la eternidad que no estaban predestinadas a durar...
Acompañado por la oscuridad, a esta altura amiga de tormentos, el sahumerio desprende fragancias que confunden mi pensamiento... 
Ya no quiero que me hablen de distancia, de tiempo, de posibilidades... La tristeza hace que te canses de las cosas tangibles.
Pese al augurio vespertino de los que creen entender al cielo, la noche demora su llanto, como si quisiera que el mio brotara primero. Siempre los recuerdos, siempre el arrepentimiento. 
El aroma de los deseos terrenales hace pesado el aire, quisiera vivir mesetas espirituales, mi alma se apuna de altibajos, mis pulmones se vacían de aspiraciones, quiero ser común, quiero ser banal, abofetear a las preocupaciones con una mano sin intelecto, dispararle con una bala de calibre alto desde un brazo sin corazón...
Lo recto del horizonte se tuerce, comprendo que los dogmas tampoco aguantan la presión. Hay cosas que no deben ser interpretadas. 
Comienzo a quebrarme, como el adicto de la publicidad, 4,8,16,32...
No puedo desahogarme, no encuentro el salvoconducto, la noche lanza voces como puños, todo parece acorralarme. 
Entonces siento la palmada, un destello casi imperceptible... El estrado gira, puedo ver tus labios semi abiertos en una sonrisa tierna, apenas veo tus dientes blancos, incorruptibles... Aunque algo me dice que los bálsamos tienen contraindicaciones, aunque algo me dice que esa sonrisa fue llanto en noches distintas, me aferro como quien se esta ahogando y ve la mano de quien sabe quien romper la bravura del agua...
Mis ojos explotan en lágrimas, y la noche también llora por fin, porque ambos sabemos que el sol aunque así este escrito no traerá justicia para nosotros... 
Estamos condenados, pero aceptamos nuestra condena, solo pensamos en una buena mascara, una que transmita el mensaje de tomar un rumbo distinto a quien la vea... 
Las voces comienzan a callar, los susurros se van con el viento que los trajo. Cierro la ventana, mis lágrimas no se mezclan con las de la noche...
No hay despedidas, no hay devoluciones, solo esperanzas de que la luna vuelva con voces mas nítidas, y así también compartamos alegrías...