lunes, 26 de septiembre de 2016

Transformo el veneno en papel

Hoy estoy dispuesto a considerar tus reproches viejo amigo.
Nunca tuve en estima tu superpoblación de valores. Tan útil me hubiera sido inclinar el oído a tus sollozos de advertencia, aunque ambos, hartos de medirnos, nos sabemos incrédulos respecto del arrepentimiento...
Pierdo credibilidad en mi esencia al escucharte hablar de mi perfecta pericia y discernimiento para caminar los senderos que, a mi por porfía, y a vos por devoción,nos trajeron hasta este punto.
Y es que el que ha sido actor principal en un drama con altas cuotas de daño, sabe que, luego de considerar los despojos de tan fétida conducción, no quiere recibirlo en ninguna de sus formas.
El dolor se agudiza cuando un recurso tan estimado por nuestra filosofía como lo es el tiempo,esta involucrado.
Aunque haya agachado la cabeza, accediendo a encarnar un debate que de antemano voy a perder fiel compañero, voy a mantenerme inmutable en mi desobediencia porque no me apetece el banquete que de tu parte me es propuesto, sabes que he sido adoctrinado en el arte de mirar al frente con una visión sodomita. Aunque tu frió plato me dejaría después de todo un sabor que a tientas he probado con cierta complacencia, prefiero esa miel apocalíptica que cobra amargura al digerirla pero que es dulcisima en mi paladar.
Que de los demás? Nunca me asusto el interrogante, aunque no puedo responderlo satisfactoriamente a tu gusto, frió inquisidor.
Tu memoria incorruptible me despedaza con diapositivas. Han sido 24 grises inviernos que hemos concluido de esta forma, aunque este difiere por la violencia que cobarde se ha ausentado del desenlace, sabiendo que la paz iba indefectiblemente a ser el canal de esta cruzada dialéctica.
Ambos sabemos que voy a sanar rápido, y que no aprenderé nada. Pero personalmente encuentro mucha felicidad en el hecho de tenerte a mi lado incondicionalmente por el resto de mis días como protagonista conjunto de mi trastornada peregrinación...

viernes, 5 de febrero de 2016

El peligro de obedecer a lo que todo hombre por naturaleza alberga.


Los latidos de mi corazón jamas habían estado tan claros. Dios cuantos anhelos tenia mi alma oscura cuando sentía el calor de tus palabras... 
Siempre lamente haber sido tan paciente, haber dejado actuar tanto al tiempo sabiendo lo perjudicial que puede ser su accionar.
¿Que era lo peor que podía pasar? No me importa, el cauce del remordimiento tiene su origen cuando pienso en lo mejor que podría haber pasado... Y cada vez que mis ojos te encuentran atravesando tantos pensamientos vacíos y simpáticos, el puñal que me clave a mi mismo se hunde mas...
Siento ira... 
Me creí un buen jugador. Pacte con una de las formas mas abstractas que encarno el mal, creí en mi fortaleza mental, en mi espíritu liberal y rebelde. No tenia idea del fuego con el que estaba jugando...
Por mucho tiempo el velo del deleite temporal encostro mis ojos, haciéndome pensar que disfrutaba de la liviandad de mis acciones sin poder ver el daño que caminar un camino tan sinuoso le estaba haciendo a mi corazón... 
Como en tantas ocasiones, me salvo mi fe.
Herido, maltratado, despojado de las pocas cosas buenas que conservaba y que te pertenecían me encontré en un campo de batalla desolado. Tenia que volver..
Fantasmas me siguieron de regreso, susurrándome cosas que a cualquiera atormentarían, no a mi, perdí todo lo que me hacia humano...
Estoy de vuelta... 
¿Que podría decir alguien en mi condición? Brazos cobardes intentaban apañarme. Me incitaban a justificarme...
El silencio, poderoso aliado para los que cometen traición. Voluntades que no pueden ser interpretadas salvo por quienes las conocen y conocen a sus portadores...
Mis ojos vuelven a encontrarte. Compruebo con dolor que ya no saben leerte... 
¿Sufriste tal vez?... Entiendo que siempre estuviste ahí, contemplando como mi naturaleza animal asesinaba todo lo que amaba... 
Mi alma, mas entenebrecida aun, recobra resquicios de sus viejos anhelos...
Quisiera verte sonreír como antes... Quisiera que seas feliz por siempre. 
Sacando ventaja de mi condena, me prometo destruir a quien se interponga entre tu felicidad y vos.
Dejo de contemplarte y alguien me hace una pregunta...
¿Cual es el precio que tiene que pagar aquel que traiciona a su corazón?
Respondo, aunque todavía lo estoy pagando...